Hoy hablaremos sobre la figura del coordinador TIC en los centros educativos y sobre sus responsabilidades.
Por lo general, la figura del Coordinador TIC está infravalorada en los centros educativos, pues echamos sobre sus hombros la responsabilidad de que la infraestructura tecnológica del centro funcione correctamente. Acudimos cuando el ordenador tiene un virus, cuando Internet no funciona, cuando la pizarra digital no está calibrada, cuando se ha caído la página Web del centro, cuando perdemos las contraseñas de acceso en los equipos… Todas esas funciones de soporte técnico debe asumirla un agente externo que debería ser enviado por la Administración Pública.
Ocurre que aunque existen legislaciones que definen este perfil dentro de los centros educativos, luego no está profesionalizado. Es decir, son funciones que asumen con buena voluntad y motivación, aquellos docentes más avanzados en la aplicación de las TIC al aprendizaje o aquellos docentes de Informática, haciendo malabares para gestionar sus horas de clase con esta nueva tarea. Lo ideal y lo necesario, es que esta figura se incorporase en la legislación como un órgano de gestión en los centros educativos cuya responsabilidad e importancia fuese reconocida. Y de la misma manera, se concretara su perfil profesional estableciendo qué formación y qué competencias debería reunir. Que se “eche mano” del docente de Informática no necesariamente nos garantiza que disponga de habilidades para gestionar recursos o de conocimientos sobre el aprendizaje adulto para formar a sus compañeros, por ejemplo.
Por otra parte, si este rol se regulara, sería visible y reconocido por el resto de la comunidad educativa y sería posible también que se estableciesen un conjunto de conocimientos, de “buenas prácticas”, de casos prácticos… que pudieran transferirse entre unos centros y otros, con la previa adaptación a cada contexto.
El Coordinador TIC es un dinamizador tecnológico cuya función principal es la de facilitar la asimilación de la tecnología en los centros educativos. Y además, debe rodearse de un grupo, el Equipo de Coordinación TIC, con los que decidir un “Plan de actuación” y medidas estratégicas para llevarlo a cabo. Este plan debe contener al menos, las siguientes tareas fundamentales:
Por lo general, la figura del Coordinador TIC está infravalorada en los centros educativos, pues echamos sobre sus hombros la responsabilidad de que la infraestructura tecnológica del centro funcione correctamente. Acudimos cuando el ordenador tiene un virus, cuando Internet no funciona, cuando la pizarra digital no está calibrada, cuando se ha caído la página Web del centro, cuando perdemos las contraseñas de acceso en los equipos… Todas esas funciones de soporte técnico debe asumirla un agente externo que debería ser enviado por la Administración Pública.
Ocurre que aunque existen legislaciones que definen este perfil dentro de los centros educativos, luego no está profesionalizado. Es decir, son funciones que asumen con buena voluntad y motivación, aquellos docentes más avanzados en la aplicación de las TIC al aprendizaje o aquellos docentes de Informática, haciendo malabares para gestionar sus horas de clase con esta nueva tarea. Lo ideal y lo necesario, es que esta figura se incorporase en la legislación como un órgano de gestión en los centros educativos cuya responsabilidad e importancia fuese reconocida. Y de la misma manera, se concretara su perfil profesional estableciendo qué formación y qué competencias debería reunir. Que se “eche mano” del docente de Informática no necesariamente nos garantiza que disponga de habilidades para gestionar recursos o de conocimientos sobre el aprendizaje adulto para formar a sus compañeros, por ejemplo.
Por otra parte, si este rol se regulara, sería visible y reconocido por el resto de la comunidad educativa y sería posible también que se estableciesen un conjunto de conocimientos, de “buenas prácticas”, de casos prácticos… que pudieran transferirse entre unos centros y otros, con la previa adaptación a cada contexto.
El Coordinador TIC es un dinamizador tecnológico cuya función principal es la de facilitar la asimilación de la tecnología en los centros educativos. Y además, debe rodearse de un grupo, el Equipo de Coordinación TIC, con los que decidir un “Plan de actuación” y medidas estratégicas para llevarlo a cabo. Este plan debe contener al menos, las siguientes tareas fundamentales:
- Protección de datos y políticas de seguridad que se van a poner en práctica con el uso de dispositivos y aplicaciones, y que además son de obligado cumplimiento. Ya lo tratamos ampliamente cuando hablamos sobre el uso de aplicaciones y protección de datos en los centros educativos, y cuando apuntamos los criterios para elegir y evaluar aplicaciones en el aula.
- Establecer las líneas de actuación para promover el uso de las TIC en el centro, atendiendo a las tres funciones que se le reconocen en las legislaciones autonómicas al Coordinador TIC, que son:
- Establecer las líneas de actuación para promover el uso de las TIC en el centro, atendiendo a las tres funciones que se le reconocen en las legislaciones autonómicas al Coordinador TIC, que son:
- Garantizar la gestión de recursos: es importante que los docentes no vean como una imposición el hecho de integrar los recursos tecnológicos en las aulas. Siempre es mejor acompañarlos y guiarlos, haciéndoles ver lo ventajoso y motivador que resulta, así como ofrecer ejemplos y casos de éxito que puedan servir de referencia. En esa labor de acompañamiento, se puede ofrecer ayuda para diseñar material didáctico multimedia, para mostrar cómo se puede enriquecer una actividad si la acompañamos de tecnología, o cómo podemos contribuir al desarrollo en el alumnado de las competencias que el currículo exige, pues existen algunas áreas donde resulta más sencillo que en otras. De la misma forma, es necesario luego evaluar junto al docente si esos primeros intentos han logrado cubrir el objetivo didáctico que pretendían para saber si es necesario realizar modificaciones. Por otra parte, y dado que los recursos suelen ser limitados, será necesario diseñar propuestas para la organización y gestión de los medios tecnológicos del centro de manera que todos los docentes y el alumnado al completo, tengan acceso al uso de dichos recursos.
- Asesorar y facilitar la incorporación de recursos tecnológicos en los procesos de enseñanza: de la fase anterior, podemos deducir qué necesidades más habituales tienen los docentes a la hora de incorporar las TIC, cuáles son sus dudas y preguntas más frecuentes, cuáles son los inconvenientes con los que se encuentran… Es importante tener en cuenta toda esta información y analizarla para ofrecer soluciones y estandarizarlas. Si, por ejemplo, observamos que cada cierto tiempo es necesario calibrar las pizarras digitales, podemos realizar una infografía de los pasos a seguir. También podemos ofrecer tutoriales sobre alguna aplicación concreta o el modo de actuar ante ciertas situaciones, como por ejemplo sobre cómo evitar un virus informático. Elaborar plantillas de los documentos necesarios para garantizar la protección de datos de los alumnos, nos ayuda a estandarizar ciertos procesos burocráticos que pueden ser muy tediosos para los docentes porque les quita mucho tiempo. Utilizar herramientas para gestionar la información y compartirlas con todos los docentes, que pueda servir como repositorio o mediateca de contenidos digitales que pueden haber sido creados por los docentes o por los alumnos durante los proyectos educativos llevados a cabo a lo largo del curso. O servir de enlace a bancos de Recursos educativos abiertos que son materiales de enseñanza, aprendizaje o investigación que se encuentran en dominio público o que han sido publicados con una licencia de propiedad intelectual que permite su utilización, adaptación y distribución gratuitas.
- Formar a los docentes del centro para que desarrollen competencias digitales aplicadas a la enseñanza: será preciso elaborar un itinerario formativo para los docentes del centro con la finalidad de ofrecerles oportunidades de aprendizaje donde no solo se observe el manejo técnico de la herramienta, sino también aquellas metodologías colaborativas que han resurgido al amparo de la incorporación de las TIC como el ABP, el Flipped Classroom, la Gamifiación, metodologías centradas en el trabajo cooperativo y de investigación del alumnado.
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